miércoles, 13 de mayo de 2009

Jean Rhys

el sujeto femenino y la escritura contestataria

por Diego Luis Forte

Jean Rhys ha sido una gran escritora olvidada por la crítica durante la mayor parte de su vida. Tanto sus orígenes marginales como sus temáticas narrativas, más marginales aún, fueron, al menos durante la primera mitad del siglo XX, ignoradas. Pero desde la publicación de Ancho mar de los sargazos en 1966 y, sobre todo desde su redescubrimiento por parte de Al Alvarez en 1974, la obra de Rhys cobró un nuevo interés para la crítica, por lo que se sucedieron estudios sobre ella desde distintas perspectivas. Generalmente son tres los ángulos que se mencionan como vectores:
1- En Inglaterra la crítica la considera una British Woman Writer que describe los valores sociales de la última época del imperio.
2- La crítica norteamericana considera su trabajo en la perspectiva de Woman as a victim, aunque igualmente reconocen los valores de la sociedad imperial que pone de relieve.
3- Los estudios realizados en el caribe la consideran representante de la mentalidad de la clase dominante.

Estas diferentes perspectivas reconocen un elemento común: la concepción de Rhys del concepto de identidad. En Ancho mar de los sargazos la identidad está concebida en términos de dominación social, punto que la acerca tanto a conceptos básicos de la crítica feminista y postcolonial como a la literatura postmoderna que cuestiona la idea de un sujeto preexistente al discurso en el cual se constituye como tal.
Algunos críticos mencionan que esta concepción adoptada por Rhys tiene sus raíces en su propia experiencia personal y apela a anécdotas de su vida narradas en su autobiografía Smile Please, publicada póstumamente. En ella, Rhys describe una conflictiva aunque no tormentosa relación con su madre, que se complicó luego del nacimiento de su hermana. En otra sección del libro también se comenta que escuchó a su madre decir que le gustaban los niños negros, por lo cual buscó identificarse con ellos. Por estas razones habría establecido un vínculo muy fuerte con una criada negra llamada Francine, a la que habría retratado en Voyage in the Dark.
Más allá de anécdotas que pertenecen al ámbito de lo privado, lo concreto es que Rhys pertenecía a dos grupos que pueden considerarse marginales: era mujer y creolle. Y éstas son justamente las dos identidades que van a verse definidas fuertemente en la obra. Ambas son periféricas, caen fuera de los límites impuestos por el discurso dominante.

Nota completa en la edición impresa de Lilith Nº 10. En quioscos y librerías.

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