por Julio Peralta
gatas invisibles arañan mi aire,
mis ropas de frío,
mi calor sin piel
y yo clamo por sus lenguas suaves
para que cascabeleen
en mi cuarto-carne,
pero Ellas, con sus sigilosos andares,
se van en silencio hacia cavernas
oscuras de mi deseo
que no deja de llover en Buenos Aires
rojo-semen sobre asfalto-apuñalado
lagarto-gris...
Astilla ósea...
a Tomás Daniel Peralta
...el hueso del tiempo
es un hijo de carne
depositado en la arena,
el mar besa su rostro
con mis lágrimas de acero....
lunes, 15 de junio de 2009
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario