martes, 20 de abril de 2010

La habitación 325

por Ivana Bodrozic Simic

Los traductores tienen el derecho
de no traducir el término.
El mundo sucede alrededor de mí.
Yo vivo en un hotel
y cada día, cuando voy a la escuela
dejo la llave en recepción
en la pequeña casilla nº 325
un poco menos pequeña que la habitación
en la que vivimos
mi madre, mi hermano y yo,
y el televisor que un día
tal vez nos diga
dónde está mi padre.
Hasta entonces tres de todo:
camas, tazas, cucharas,
el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo,
y como cobardes compramos
tres de todo
como si ya no
contáramos con él.
Y hay un cojín para sentarse
hecho de la piel
de su chaqueta que
mi tía salvó de Vukovar,
es más o menos todo,
a mi madre nadie,
nadie
la salvará,
ella pasará años en el pequeño baño
de la habitación 325
escribiendo cartas a mi padre
que está DESAPARECIDO.
Éste es el término oficial.

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